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Fiamma Eau de Parfum Moresque Parfum es un perfume que está inspirado en el FUEGO como elemento de la naturaleza, que expresa pasión e imprevisibilidad.
FIAMMA de MORESQUE no es solo un perfume, es un ritual sensorial que arde con la intensidad de un fuego sagrado. Su nombre —FIAMMA, “llama” en italiano— anticipa el carácter incandescente de esta creación olfativa, que nace de la fascinación ancestral por el elemento fuego. Desde la primera pulverización, esta fragancia no se limita a perfumar: abriga, transforma y enciende la imaginación. Es un homenaje a la llama interior, a la pasión indomable y al deseo de trascender lo visible.
La salida se presenta enérgica y mística: el ciprés abre el juego con su esencia limpia y resinosa, profundamente ligada a lo sagrado. El iris aporta una elegancia terrosa y empolvada, etérea pero envolvente, que danza con la energía vibrante de las bayas de enebro. Este trío crea un inicio fresco, sofisticado, que evoca la sensación de estar frente a una fogata en el crepúsculo, cuando el aire huele a madera seca y la tierra exhala sus secretos.
En el corazón, FIAMMA alcanza su plenitud: el pachulí, con sus matices terrosos y achocolatados, dialoga con la mirra, densa, resinosa, casi mística. Aquí el perfume adquiere profundidad espiritual, como si invocara memorias ancestrales grabadas en el ADN. Es una fase hipnótica, envolvente, que recuerda los templos antiguos donde se quemaban resinas para conectar con lo divino. La intensidad de este corazón olfativo no se impone, sino que seduce con sutileza.
La base es pura alquimia. La dulzura dorada de la miel y la vainilla se funde con el carácter animal y sensual del cuero, mientras el ámbar, el almizcle y las resinas ofrecen una calidez cremosa y embriagadora. Es en este acorde donde FIAMMA revela su alma: compleja, cálida, sensual, pero siempre elegante. El perfume no apaga su fuego, lo transforma en un resplandor íntimo que permanece en la piel como una caricia larga, como un secreto compartido al oído.
Cada ingrediente aquí cuenta una historia. La mirra, extraída de árboles que sangran savia aromática en tierras africanas, ha sido símbolo de espiritualidad y protección desde la antigüedad. Su presencia en la composición no es casual: aporta solemnidad y profundidad, como una oración silente en un lenguaje ancestral. La leyenda de Mirra, hija del rey de Chipre transformada en árbol, se convierte así en metáfora de renacimiento a través del perfume.
El ciprés, por su parte, introduce una carga poética. Ovidio relató cómo el joven Cipariso, en duelo eterno por la pérdida de su ciervo, fue transformado por Apolo en este árbol esbelto cuyas lágrimas resinosas evocan la tristeza y la belleza del duelo. En FIAMMA, su esencia aromática es puente entre lo humano y lo divino, entre el fuego del alma y el del universo.
El frasco, terminado en oro cepillado, parece haber sido forjado en el crisol del mismo fuego que inspira la fragancia. Tacto y vista se rinden a su diseño, que anticipa la riqueza sensorial de lo que contiene. No es un envase: es un relicario, un tótem.
FIAMMA no es un perfume para pasar desapercibido. Es para quienes abrazan la intensidad, para quienes se reconocen en lo indomable, para quienes saben que el fuego no destruye: purifica. Es un aroma que enciende memorias, enciende pasiones, y enciende también una certeza: la de que hay perfumes que no se olvidan. FIAMMA es uno de ellos.
Ideal para las noches frías, para momentos íntimos, para quienes aman el arte de la perfumería como un acto de expresión personal. Su estela es tan única como la historia que cuenta: la tuya, narrada en llamas.
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